~Entre Páginas~

lunes, 13 de junio de 2011

~Entre páginas~


Desde entonces que tengo pánico a las serpientes, tal vez he dicho la palabra pánico no sea la más adecuada, pero no sé como describirlo. La palabra más adecuada sería miedo.
Aunque no recuerdo si luego me cogió en brazos o no, eso si que no lo sé, quizás sí.  Pero no le voy a dar tal importancia cuando no la tiene. Teniendo en cuenta, que era un hombre que no tenía ningún tipo de afecto ni conmigo ni con mi hermano. Rara vez era cariñoso con nosotros y tenía un carácter muy fuerte. La paciencia y tomarse las cosas de una manera positiva no estaba en su mente. De aquí mi carácter, tengo el mismo, pero con la diferencia que yo me he ido controlando a  lo largo del tiempo. Debo de dar las gracias a los libros, que son realmente quien me enseñaron a ver la vida desde otro punto de vista, totalmente diferente a los que me enseñan mis actuales padres; aunque hay veces no estas del todo de acuerdo en su forma de ver las cosas. Somos seres humanos y nos equivocamos, y no, no siempre queremos reconocer nuestro propio fallo. Y siempre salta esa lucecita: ¿por qué nos cuesta tanto que lo hemos hecho mal, y que no hemos seguido ese consejo que hemos pedido? ¿Por que no?

Ella volvió antes que mi hermano. Al poco tiempo volvió mi hermano con una mala noticia: el abuelo se había muerto. Por lo que nos contó, el abuelo se tomaba unas pastillas para morir o algo parecido. Cuando dijo eso, nadie daba crédito de ello. Mis padres decidieron que tanto ellos como la resta de la familia irían al entierro.
Una vez estuvimos allí, yo no pude ver como lo enterraban, solo vi una parte. Pero lo recuerdo como si hubiera pasado ayer mismo: mi madre y mi tía hablando de las cosas que hacían cuando eran pequeñas, no escuché mucho de lo que hablaban, pero sé que era  algo parecido.
Fue por la noche, de eso estoy segura. Empecé a llorar sin parar, pero mi hermano me cogió en brazos y no me soltó, me alejó de allí.
Estábamos enfrente de la choza de mi abuelo, sentados, hablando (bueno yo estaba jugando con mi hermano).
Cuando iban a enterrar a mi abuelo,  no pude estar presente, era demasiado pequeña para entonces, tan pequeña como que tenía tan solo meses.
Hasta recuerdo que mi padre lo detuvieron y fue a la cárcel, la razón de ese hecho no lo sé. Aunque tampoco hace falta ser un adivino para saber cómo pudo llegar a ese lugar: alcohol; ni más ni menos que eso.
Claro que ni mi madre ni hermano me lo dijeron, pero era ya de suponer.
En una ocasión mi madre nos vistió de una forma bastante especial, tanto a mi hermano como a mí. Y bueno ella se puso preciosa y mi padre estaba bastante guapo. Aunque recuerdo más la vestimenta que llevaba ella que no él. Después de habernos puesto bien ruiseñores, nos llevo a una  casa de fotografía (que por entonces aún no sabía). Al poco tiempo llegaron mis tíos y mis tías, no sé que parte sí de padre o de madre.
Nos dijeron la distribución y al poco rato nos hicieron una foto. Ese recuerdo, esa foto mi madre siempre la llevaba encima, era algo más que un simple y mero recuerdo; para ella era muy valioso y es que, la razón de ello, sabía que no íbamos a ver a la familia reunida como en esa imagen, por desgracia ese hecho se realizó.
Después de la muerte de mi abuelo, había cosas que empezaron a cambiar. Una de ellas es que las relaciones familiares se rompieron, al menos, por parte de mi padre (los detalles y el tiempo que transcurrió, no me acuerdo).
Mi hermano, fue el primero en dejarnos, el motivo es el siguiente:
A final de semana, mi padre siempre venía tarde y borracho. Cada noche era lo mismo: mi padre pegaba y maltrataba a mi madre, a más no poder.
Tanto mi hermano como yo, veíamos ese acto semana tras semana, y creo, que fue esa la causa de su huida.

viernes, 10 de junio de 2011

Entre Páginas

                                                  Capítulo 1                                             

Es curioso ver tu vida entre páginas, todo lo ves desde otro punto de vista: cuando tenías un problema y te parecía que era demasiado para ti, ahora lo miras y no le das tal importancia, cuando pensabas que eras la niña más desafortunada del mundo… Tal vez lo fueras, pero no de ese modo que tu pensabas.

Mi vida ha sido una montaña rusa, mi infancia no fue la mejor, aunque gracias a ésta he crecido mucho más fuerte, luchadora y con carácter.
Mi existencia empezó como la de cualquier otro ser humano, en casa con padres y un par de hermanos.
Nací, en el momento menos inesperado, la familia se estaba rompiendo en trocitos de cristal. Como una pequeña brecha se tratara. Mi nacimiento fue en casa, con las personas más íntimas.
La verdad, es que no recuerdo si estuvieron los abuelos por parte de alguno de los dos.
Cuando ya pude abrir los ojos y observar ese mundo tan extraño: colores, formas, caras,  esas muecas en los labios, podían ser de felicidad o tristeza. Por entonces aún no distinguía si era una cosa u otra. Recuerdo que mi hermano mayor siempre estaba encima de mí: me cogía en brazos, me cuidaba, me hacía mimos…

Mis padres trabajaban en la construcción, pasaban muchas horas al sol. Y se les notaba cansados.
Mi segunda hermana mayor, no recuerdo en ningún momento en que ella se acercara a mí, ni que mandara ningún tipo de señal cariñoso como hacía él: ella no pasaba ni un minuto conmigo, no la veía nunca, era algo extraño. Al poco tiempo de que yo fuera a gatas, se escapó (o huyó) de casa, para irse a casa de los abuelos de mi madre,  no lo sé con certeza.
Mis padres se dieron un susto de muerte. Me dejaron con  mi hermano mayor, y ellos se fueron en busca de mi hermana.
Al regreso no volvieron con ella, me imagino que la dejaron a cargo de los abuelos maternos. Desde su huida no la volví a ver más, no tuve ningún tipo de noticias ni nada parecido. Que curioso todo esto, una hermana que no quiera saber nada de su familia ni de sus hermanos.
Yo iba creciendo al lado de mi familia la más cercana e íntima: tíos, tías, padres y el hermano. Por aquel entonces, no necesitaba nada más. Me sentía feliz, con lo que tenía.
Recuerdo que mi madre me compraba, en los momentos más especiales, unas flores de esas pequeñinas y que se cogían con hilo en forma de trenza. Me encantaba su olor, era algo único. Son esos pequeños detalles, que te hacen ver lo que realmente te satisface. Aunque no sea mucho, pero lo suficiente como para poder estar a gusto y sentirte feliz. No me importaba como, ni dónde vivíamos; yo les quería igual.
Hubo una vez que mi madre me vistió algo diferente: una falda larga y esas camisetas extrañas que se ponen, me hice un par de trenzas y me puso esas florecitas que tanto me gustaban.

Ella iba con un sarhi (ropa típica de mujeres de la India) muy llamativa. Mi padre y mi hermano, más o menos, iban igual: bien vestidos. Hasta mis tíos iban bien arreglados. ¡Nos fuimos a hacer una foto de familia! Era una foto que ella siempre la llevaba encima pero la perdió, bueno no quiero adelantarme con los hechos.
Al cabo de un tiempo mi hermano mayor, se fue a casa de mi abuelo (por parte de mi madre), estuvo un par de meses con él. Estuvo cuidando de él, pero mi abuelo no se dejaba. Por más que intentara, él no se dejaba. Él quería continuar con su vida, como había hecho años anteriores y no tenía intención de cambiar por nada.

Recuerdo que mi madre también tuvo que irse una temporada, el motivo no me acuerdo.
Cierta tarde, aquel día yo me encontraba mal y estaba dentro de la pequeña choza. Oía como mi padre hablaba con mis tíos y otros vecinos. Me dio la vena de salir de allí dentro, y me quedé fuera; mirándolos. Me tronchaba con ellos, no entendía mucha cosa pero me divertía. No sé de donde apareció aquél bicho, pero empezó a acercarse a mí rastreándose por el suelo. Empecé a chillar y a llorar, cuando mi padre me oyó,  le dijo a mi tía que me cogiera y me apartara de allí y  él cogió un cuchillo y lo cortó por el cuello. Y luego lo tiró al río que teníamos allí, nunca más me acerqué a ese río mitad (en realidad no sé sí lo cogió por detrás y lo tiró al agua o lo cortó). Pero eso sí me dio un susto de muerte, te lo aseguro.



[Continuará...]

domingo, 22 de mayo de 2011

A tu lado


Es precioso este paisaje, una puesta de sol de lo más bonito, sin calor ni gente, paseando mientras pienso cómo puede ser que algo tan valioso como el agua la gente no lo valore. Esa brisa que me acaricia la piel i se me lleva este largo pelo, cierro los ojos y disfruto del momento mágico, del único momento que me siento yo misma. El agua está algo fría, pero me gusta mientras ando descalza y notar que de vez en cuando el mar quiere jugar con mis pies y los tobillos. Tengo los pies que ni los noto, los tengo relajados y a la vez cansados de tanto andar, ya llevo rato caminando, me siento en el suelo, sonrío al ver el horizonte pensando que la vida es maravillosa, relajarme escuchando las olas del mar es lo más parecido a mi felicidad del día a día. Las gaviotas chillan enloquecidas al ver a su presa saltando entre olas pequeñas, unas se lanzan como flechas otras siguen dando vueltas contemplando a ver si encuentran algún pez más grande, otras navegan tranquilamente dejándose guiar por las agua quietas de este mar. Echo los brazos hacia atrás con las piernas estiradas, da gusto estar así. Por alguna extraña razón siento que noto que algo o alguien me está tocando, tal vez acariciándome la piel, ¿Quién o qué será? Creía que no había nadie y que estaba totalmente sola, ¿qué hago me giro o no? El corazón me va a mil, casi se me sale del cuerpo, me giro y me doy cuenta que es él.
 
-¿Cariño, qué haces aquí? Me has dado un susto de muerte.- mientras me levanto y el coge mi mano, me gustan esas manas suaves, este roce hace que me sonroje. No sé si habrá dado cuenta de ello…- Perdona cielo. Es que, estabas preciosa y tenía muchas ganas de atraparte entre mis brazos.- juega con un mechón de mi pelo. Me escabullo de sus brazos e intento levantarme y empezar a andar, pero él me lo impide, me coge de la muñeca acercándome hacia él, huele a rosas frescas. Ahora que estoy con el oído en su pecho oigo como su corazón late con fuerza, de tal manera que parece que se vaya a salir de su cuerpo.
  -Leire, eres preciosa…- estas palabras hacen que mi corazón acelere, que las ganas de estrecharme entre sus brazos y querer algo más, que me derrita…- te quiero.
  Estas palabras, ese chico que me roba y que se hace dueño de este corazón. Me quedo sin saber que decir, sin respiración, lo miro con timidez; tal vez esta sensación sea lo más normal, el hecho de quedarte sin palabras al oír esas palabras. Empieza a acercarme su cara poco a poco mirándome fijamente con sus ojos azules, esos que tanto me vuelven loca, únicamente los suyos; tan cristalinos como el agua. Siento que el corazón saldrá del pecho de un momento u otro, tranquila… Respira fondo…
- Piiiip piip pip!! When loves takes oveeeeeeeer!!!!! … Yeaaaah!- ahora no… ahora no. ¡Maldito despertador! Estaba a punto de besarme, solo unos centímetros, qué digo, milímetros… Vaya tela, maldito despertador.
Haciendo el menor ruido posible, me levanto de la cama, me voy medio dormida hacia al lavabo y de mal humor. Madre mía, vaya cara que llevo, con un poco de agua fría y luego un vaso de leche caliente, y seré la reina del mundo, bueno a lo mejor tampoco tanto, pero sí seré y tendré esa filosofía de vivir esta única y preciosa vida. Cinco minutos para tomarme el vaso con calma, pensando en este día tan perfecto, con un sol radiante, algo se me escapa pero no sé que es, seguro que en algún lo sabré, no hay prisa.
Me doy cuenta que me tengo que espabilar o no me dará tiempo a hacer la cama y hacer las cosas de casa, como por ejemplo: recoger la habitación, que la tengo patas arriba, dejarme las zapatillas de estar por casa en la entrada, también el bolso de esta tarde si salgo con las chicas o si me surja otra cosa, que no vaya con las prisas de siempre.
Estoy lista para la aventura del día, esa de ir al clase, de ver a los compañeros, a las amigas, aprender más que nunca, pero por supuestísimo ver a la única persona que ha robado mi corazón: Álvaro.
¡Ya es hora!
- Mamá, me voy. Nos vemos esta noche. Acuérdate que hoy me voy con Gina y luego me iré a hacer un par de recados, tranquila que llevo dinero suficiente.- ¿ estás segura?- mi madre siempre igual preocupada, no tiene remedio, hay cosas que no cambian…
Hablando de que hay cosas que no cambiarán, hoy veré a Gina con un new look, no sé que se habrá hecho, pero siendo como es ella no me sorprenderá para nada, ¿qué, cómo es? Pues mira: alta, con un piercing en el labio inferior, pelo rizado y largo, es muy guapa de cuerpo, esto último porque me lo dijo hace un tiempo Federico quien está enamoradísimo de ella desde hace año y medio. A ella también le gusta, pero no sé porque va con tantos rodeos en lugar de decirle lo que siente, supongo que será el miedo de que las cosas cambien si no funciona, no puedo decir nada al respecto porque no he estado en ese tipo de situaciones, al menos hasta ahora; no sé qué haría yo en su lugar. Pero lo más seguro es que no haría sufrir a alguien de ese modo, sobre todo porque no se lo merece, no es un chico cualquiera, es nuestro mejor amigo; a quién lo conozco desde los ocho años y ella lo conoce desde las trece o catorce no me acuerdo exactamente.
  Se enamoró de ella a los pocos de conocerla, en menos de dos semanas estaba enamoradísimo, cuando me lo dijo me quedé de sin palabras, el hecho de que en tan poco tiempo sientas algo hacia otra persona sin apenas conocerla o haber hablado durante un período de tiempo corto es difícil de creérselo, ¿ pero porque no? Las puertas del corazón se habrán en el momento menos inesperado y te hace ver ese paraíso, llenándote de vida, dejando sin respiración tan solo verla. O estar pensando cada instante de tu vida cuando estarás con él o ella, ése momento que tiene que ser perfecto que nada haga perder esa magia que hay entre vosotros, que solo piensas que no sé termine nunca, que pides más y más, deseándolo al máximo; no como en mi sueño, que al final no nos pudimos besar porque el despertador sonó. Espero que al menos, que mis amigos no dejen la oportunidad de estar juntos, de compartir esa complicidad y química que hay; porque podría ser uno de los mayores errores que habrían hecho hasta ahora.


martes, 10 de mayo de 2011

Por ti amor

Un día cualquiera de vacaciones con los padres, la rutina del verano. Llega el mes de agosto y está completo, hasta arriba de: salidas, excursiones, sitios que visitar, montañas que ver, probar otra comida, pasar horas en el coche… Solos, los cuatro: mi padre, mi madre, mi hermano, y yo. El pequeño se duerme tan solo subir al coche, no llega la media hora y  ya está clapando. Enciendo el Ipod, me pongo la primera canción que encuentro e intento participar en la conversación  mis padres de cualquier tema, mientras no me duerma. Sí, lo reconozco hasta los quince me dormía en el coche, cuando nos íbamos de viaje, me dicen que soy una marmota… ¿Por qué será? Tal vez, porque soy la primera en acostarme y la última en levantarme.  Seguramente que ese será el motivo, por el cual me llaman así.
Pienso que estas vacaciones serán las mejores de mi vida, las que nunca he tenido, las disfrutaré al máximo y disfrutando de cada momento como si fuera único, pero ¿podré cumplir este sueño?
Pero las horas en el coche son eternas, se me hacen pesadas, y encima, no me puedo mover… ¡Espera! Tengo el libro de Federicco Moccia, no me acordaba, además me he traído dos.
Solo hay un pequeño problema, si me pongo a leer me marearé, y nada más me faltaría empezar así… Por lo tanto, lo mejor será continuar escuchando música, mirando el paisaje y las nubes.
Me encanta, mirar y empezar a pensar en todo, y ver que la vida es un sueño; quiero sacarme este año el curso, sea como sea, sé que lo haré; aunque me cueste un riñón y parte del otro, pero lo haré. Sé que, si quiero  y me esfuerzo, y doy todo lo conseguiré, sonreiré cada mañana aunque esté cansada. ¡Qué filosofía más absurda! ¿Te lo puedes creer? Pero sí, lo haré.

~Duérmeme con tus palabras~

~Duérmeme con tus palabras~
~~ Palabras que llenan un corazón~~